jueves, 3 de diciembre de 2009

Los tres países, considerados "preocupantes" por Washington, son potencialmente vulnerables a las oscilaciones del mercado energético mundial: los ingresos por crudo y gas representan entre 66% y 75% de los ingresos de los gobiernos de Venezuela e Irán, y un poco menos de Rusia, según el Journal.

Por lógica consecuencia, una caída más abrupta en los precios del petróleo desaceleraría el crecimiento económico y golpearía las finanzas de esos Estados que utilizan el petróleo como arma estratégica de posicionamiento en el campo internacional, enfrentados a la hegemonía de Washington.Así que hay que estar muy atentos, ya que por ahí puede venir el ataque.

Putin (que tiene su propia "guerra fría" con EEUU y el eje sionista) quiere construir su propio "Imperio ruso-capitalista" y recuperar el espacio perdido tras la caída de la URSS, Chávez quiere concretar su revolución socialista, y Ahmadineyad intenta consolidar su revolución islámica con la dirigencia religiosa que controla las riendas de Irán desde hace tres décadas, motivado como todos recordaremos a que en Irán gobernaba el Sha, hombre cruel y despiadado, arrodillado a las directrices del imperio, el pueblo iraní no se lo caló más, y fueron estos dirigentes los que depusieron al Sha y decidieron hacer una Revolución.


Favorecido por los altos precios del petróleo, con $200.000 millones en reservas de oro y divisas duras, y con su renovado sistema de armamento nuclear y convencional, el gobierno de Putin comienza a desafiar a la hegemonía imperial estadounidense en relación con Irán, Venezuela, Corea del Norte y los gobiernos situados en el "eje del mal", según el decálogo de la "guerra contraterrorista" lanzada por Washington tras el 11-S.
Rusia posee las mayores reservas de gas natural en el mundo a la vez que posee las séptimas reservas petroleras en magnitud y es el actual segundo productor mundial de petróleo.

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