miércoles, 2 de diciembre de 2009

Conclusión

Conclusión


En mi opinión, convertir a Venezuela en un centro mundial de refinación y en una potencia petroquímica, es otra garantía más y una garantía muy importante en la defensa de nuestra soberanía nacional.

La soberanía nacional nunca constituye una conquista definitiva; la soberanía siempre hay que defenderla, o se corre el riesgo de perderla. La soberanía de un país con la riqueza natural de hidrocarburos como el nuestro, siempre está amenazada.

Pero también constituye el petróleo potencialmente un arma poderosa de defensa. La mejor defensa, sin lugar a duda, es desarrollar esta riqueza, y desarrollarla plenamente en todas sus fases, dentro y fuera del territorio nacional.

De manera que, necesariamente, la política de Plena Soberanía Petrolera es una política internacional, de alianza con todos aquellos países la gran mayoría que insisten en desarrollarse como naciones, y no aceptan marginarse en un mundo supuestamente globalizado.

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